¿Cómo puede el periodismo contribuir a la paz?

La libertad de expresión y el libre acceso a la información no es sólo un derecho humano, es una parte esencial de la democracia. El derecho de expresar nuestras opiniones y tener acceso a información imparcial, nos permite auditar el poder, fortalecer el ejercicio de la ciudadanía y fomentar la cohesión social. Todos los años, el 3 de mayo, celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa, conmemorando el derecho a la libertad de expresión a través de cualquier medio de comunicación, defendiendo a los periodistas de los ataques a su independencia. A partir de nuestra experiencia en contextos vulnerables de todo el mundo, el periodismo ético e independiente tiene el poder de reducir la exclusión, ayudar a prevenir la violencia y contribuir a fomentar y posibilitar la paz.

Por lo tanto, además de informar, el periodismo puede dar forma y difundir valores, reducir tensiones, contrarrestar los discursos de odio, ayudar a las personas a cuestionar ideas establecidas y reflexionar sobre temas relevantes. Por otra parte, la forma en que se distribuye cierta información también puede contribuir a agravar el conflicto, proporcionando información que es manipulada por los que están en el poder, y en lugar de revelar la verdad, se utiliza con fines de propaganda. En este sentido, el periodismo y los medios de comunicación en gran medida moldean e impactan a las sociedades, desempeñando un papel clave en las transformaciones sociales y políticas de todo el mundo, pero también pueden alimentar estigmas y estereotipos que contribuyen a fomentar ciclos de violencia y conflicto.

Si entendemos la paz como un proceso para transformar el conflicto, debemos considerar que esto no es posible sin acceso a información independiente. Por lo tanto, se ha puesto mucho interés en los retos a los que se enfrentan los periodistas en las regiones afectadas por la violencia y el conflicto y en el papel que pueden desempeñar para construir y promover la paz. La UNESCO considera que el derecho a la libertad de prensa y la libertad de información son fundamentales para la democracia, el diálogo y el desarrollo. Además, considera estos derechos como precondiciones para proteger y promover todos los demás derechos humanos.

Periodismo ético

Precisión, independencia, objetividad y responsabilidad son algunos de los principios más importantes del periodismo responsable. En consecuencia, el periodismo debe ser riguroso en su deber de proporcionar hechos relevantes, asegurando que no interfieran los intereses de élites políticas y económicas, y retracten conscientemente el contexto de cada historia. Si la práctica del periodismo no se adhiere a estos principios, puede arriesgarse a contar sólo un lado de la historia sin considerar los complejos y numerosos factores sociales, económicos, culturales y políticos que aportan al conflicto, y por lo tanto, pueden contribuir a criminalizar y estigmatizar a los grupos más vulnerables.

Con más de 20 años de experiencia trabajando en construcción de paz en todo el mundo, Interpeace ha reconocido el poder del periodismo y los medios de comunicación para reconstruir los lazos de confianza y comprensión mutua en contextos vulnerables, ya que ha ayudado a desmantelar prejuicios a través del conocimiento. La información es poder y si los periodistas se adhieren a estrictos códigos de conducta, la posibilidad de generar transformaciones positivas en las sociedades es incalculable.

El papel del periodismo en la prevención de la violencia

El periodismo que contribuye a la paz, se centra en tratar de humanizar a todas las víctimas de un conflicto y mostrar la complejidad que existe detrás de situaciones violentas. En este sentido, los periodistas no presentan el sufrimiento ni la pérdida, sino que se centran en ofrecer información relevante de los hechos. En Centroamérica han surgido periódicos digitales independientes que ayudan a los ciudadanos a auditar al poder sus gobernantes y contribuyen a crear conciencia sobre realidades delicadas y complejas en la región. Sin embargo, la forma en que ciertos fenómenos sociales se han explicado en los medios de comunicación tradicionales ha contribuido en algunos casos a exacerbar los conflictos sociales. Explicar la violencia de una manera simplista, generalizar y difundir información sin indagar sobre los aspectos que lo provocan, ha afectado principalmente a los jóvenes en riesgo, que ya sufren de marginación y exclusión.

En 2011, en el marco de la Conferencia Internacional de Apoyo a la Estrategia de Seguridad Centroamericana, promovida por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), tuvo lugar en Guatemala el primer foro regional de medios sobre "Medios de comunicación, Seguridad Democrática y Prevención de la Violencia", organizado por la Oficina Regional de Interpeace para América Latina. Los periodistas que representan a cada país de Centroamérica dialogaron con representantes de la sociedad civil. A través de una discusión abierta, reflexionaron sobre la influencia que los medios de comunicación tienen en la definición y representación de la violencia en la región y el impacto que tiene el periodismo en la construcción de las percepciones de la gente sobre la realidad.

Como seguimiento a ese foro en 2013, Interpeace, el Programa Centroamericano de Control de Armas Pequeñas y Ligeras (CASAC / SG-SICA), el periódico digital Plaza Pública y la Cooperación Austriaca para el Desarrollo (CAD), organizaron un taller regional denominado "El papel del periodismo en la prevención de la violencia ". A través de este taller, periodistas, representantes de la sociedad civil, el gobierno y la comunidad internacional desarrollaron conjuntamente una agenda estratégica para fomentar la práctica del periodismo para promover la paz en la región. Haciendo hincapié en cómo el periodismo puede ayudar a romper los estigmas sociales y conceptos erróneos, transmitiendo historias que son sensibles al dolor de las víctimas, sensibles a los derechos humanos de los perpetradores y conocedores del profundo impacto de sus palabras y declaraciones sobre la población.

Cambiando narrativas

En Honduras, los jóvenes forman parte de las barras deportivas, se han convertido en víctimas de la estigmatización y la criminalización. Las barras se han comparado con las pandillas callejeras en Centroamérica, cuando esencialmente son clubes deportivos que apoyan a un equipo de fútbol local. Sin embargo, debido a que Honduras carece de los mecanismos institucionales y sociales capaces de reducir los factores de riesgo que favorecen la violencia, la rivalidad natural que comienza entre los aficionados de los equipos opuestos ha trascendido el espacio físico del estadio y se ha convertido en un serio problema social. Esto se ve agravado por el hecho de que el fútbol es una de las actividades en Honduras que recibe una atención considerable de los medios de comunicación. De esta manera, los jóvenes miembros de barras están permanentemente en el ojo público, asociados menos con el deporte y más con la violencia general perpetrada en las calles.

Como parte de los esfuerzos por profundizar el trabajo iniciado con “Protagonismo juvenil en Honduras: barras deportivas por la paz”, a partir de noviembre de 2016, en asocio con Free Press Unlimited y los medios de comunicación: El Faro, Plaza Pública y Nómada, Interpeace comienza a implementar “Periodismo, Juventud y deporte por la paz”. En Honduras, los medios de comunicación dedican gran parte de su tiempo y espacio a la divulgación de mensajes negativos acerca de las barras deportivas, lo cual genera gran estigmatización hacia los seguidores de los equipos de fútbol: pertenecer a una barra deportiva, en estos contextos, es sinónimo de criminalidad y violencia. La consecuencia que esto produce son mayores niveles exclusión que, a su vez, contribuye a los ciclos de violencia.

Para contrarrestar lo anterior, el proyecto tiene como objetivo reducir los efectos negativos de la estigmatización y criminalización que sufren los jóvenes barristas, en particular derivadas de la información divulgada por los medios de comunicación y las instituciones de gobierno. Se busca que sean ellos mismos, desde el interior de sus barras, quienes influyan en la sociedad hondureña para cambiar las percepciones que se tiene de ellos, reducir la estigmatización y, a su vez, la violencia.

El proyecto provee de capacitaciones y apoyo técnico para que los jóvenes barristas desarrollen sus propios medios de comunicación digital, en donde ellos sean productores y protagonistas de nuevas narrativas que incidan positivamente en medios comunicación, líderes de opinión, políticos, sociedad civil y sector privado. Con ello, se pretende establecer canales de comunicación entre los distintos niveles de la sociedad para comprender mejor y de manera conjunta el fenómeno de la violencia, sus causas y contribuir con ello en la transformación de la percepción que tiene el público de la juventud marginalizada.

Allí radica la importancia del diálogo, ya que escuchar la voz, la dimensión humana y la historia de los jóvenes inmersos en ciclos de violencia es un paso esencial en la construcción de la paz.

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